IMIGRAÇÃO EM MASSA PREJUDICA O EMPREGO DOS INDÍGENAS MENOS QUALIFICADOS NO PAÍS IRMÃO
Según el monográfico Inmigrantes en España: Participación y convivencia de la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS), presentado este miércoles, los inmigrantes han ocupado el 60% de los nuevos empleos de baja cualificación entre 1996 y 2007. Los expertos responsables del estudio monográfico señalan que la presencia de un número importante de inmigrantes podría acentuar los ajustes vía precios (salarios) durante la recesión, provocando que las relaciones entre inmigrantes y nacionales en el mercado de trabajo puedan cambiar en el futuro inmediato y la competencia hacerse más intensa.
Es decir, los españoles menos preparados, aquellos por tanto que tienen un estatus económico y social más humilde, lo tendrán más difícil para encontrar trabajo durante la crisis debido a la competencia [leia-se «concorrência» - nota do Gladius] de los inmigrantes y además deberán trabajar por menos salario. Los tres sectores que habitualmente han servido para cobijar a los trabajadores españoles con una baja cualificación -construcción, hostelería y servicio doméstico- son precisamente los que ocupaban al 50% de los extranjeros en 2007.
Según la OCDE los trabajadores españoles presentan la peor calificación de la Unión Europea, incluso por detrás de Portugal, al registrar que seis de cada diez carecen de cualificación profesional. Teniendo en cuenta que hay 13 millones de trabajadores en las categorías inferiores de los diversos sectores económicos, al menos 7 millones se verán afectados negativamente en su vida laboral por culpa de la inmigración, enfrentándose a mayores dificultades para encontrar un puesto de trabajo, perjuicios salariales o jornadas mayores.
Queda desmentida la necesidad de la inmigración masiva
Los datos de FUNCAS apuntan a que España es el país de la UE con mayor saldo migratorio, a 1 de enero de 2007 por encima de los 700.000 inmigrantes netos, seguida a distancia por Italia, con 494.000, y Reino Unido, con 174.000. Dejando aparte los efectos económicos de la inmigración, con evidentes luces y sombras, también se había propagado la especie de que, atendiendo al envejecimiento de la población española, España necesitaría (según Naciones Unidas) 12 millones de inmigrantes (unos 240.000 al año) de aquí a 2050 para equilibrar su situación demográfica. Eso requeriría la incorporación, a partir de 2025, de un millón de inmigrantes al año, que se irían incrementando hasta alcanzar 1.400.000 inmigrantes anuales en 2040 y estabilizarse en torno a 600.000 efectivos al año en 2050.
El estudio de FUNCAS desmiente ahora tal tesis. Las “cifras que dejan entrever que, si bien la inmigración es positiva para el crecimiento de la población, (conclusión de Perogrullo) no es la solución, dado que estas cifras son inalcanzables y difícilmente sostenibles en cualquier país económicamente avanzado”, apunta el estudio. También advierte de que el efecto dinamizador de la inmigración en la demografía española es temporal, porque con el paso del tiempo la población extranjera también irá envejeciendo y acabará adaptando sus patrones reproductivos a los nacionales.
Es decir, los españoles menos preparados, aquellos por tanto que tienen un estatus económico y social más humilde, lo tendrán más difícil para encontrar trabajo durante la crisis debido a la competencia [leia-se «concorrência» - nota do Gladius] de los inmigrantes y además deberán trabajar por menos salario. Los tres sectores que habitualmente han servido para cobijar a los trabajadores españoles con una baja cualificación -construcción, hostelería y servicio doméstico- son precisamente los que ocupaban al 50% de los extranjeros en 2007.
Según la OCDE los trabajadores españoles presentan la peor calificación de la Unión Europea, incluso por detrás de Portugal, al registrar que seis de cada diez carecen de cualificación profesional. Teniendo en cuenta que hay 13 millones de trabajadores en las categorías inferiores de los diversos sectores económicos, al menos 7 millones se verán afectados negativamente en su vida laboral por culpa de la inmigración, enfrentándose a mayores dificultades para encontrar un puesto de trabajo, perjuicios salariales o jornadas mayores.
Queda desmentida la necesidad de la inmigración masiva
Los datos de FUNCAS apuntan a que España es el país de la UE con mayor saldo migratorio, a 1 de enero de 2007 por encima de los 700.000 inmigrantes netos, seguida a distancia por Italia, con 494.000, y Reino Unido, con 174.000. Dejando aparte los efectos económicos de la inmigración, con evidentes luces y sombras, también se había propagado la especie de que, atendiendo al envejecimiento de la población española, España necesitaría (según Naciones Unidas) 12 millones de inmigrantes (unos 240.000 al año) de aquí a 2050 para equilibrar su situación demográfica. Eso requeriría la incorporación, a partir de 2025, de un millón de inmigrantes al año, que se irían incrementando hasta alcanzar 1.400.000 inmigrantes anuales en 2040 y estabilizarse en torno a 600.000 efectivos al año en 2050.
El estudio de FUNCAS desmiente ahora tal tesis. Las “cifras que dejan entrever que, si bien la inmigración es positiva para el crecimiento de la población, (conclusión de Perogrullo) no es la solución, dado que estas cifras son inalcanzables y difícilmente sostenibles en cualquier país económicamente avanzado”, apunta el estudio. También advierte de que el efecto dinamizador de la inmigración en la demografía española es temporal, porque con el paso del tiempo la población extranjera también irá envejeciendo y acabará adaptando sus patrones reproductivos a los nacionales.
Ou seja, a elite reinante, imigracionista, continua apostada em convencer e obrigar os Europeus a deixarem-se invadir por alienígenas em larga escala, adaptando o seu pútrido discurso ao Povo para o qual fala: se é pobre é porque é pobre e precisa de quem trabalhe, se é rico é porque precisa de manter o ritmo de trabalho e criação de riqueza, se tem pouca gente é porque precisa de mais gente, se já tem muita gente, enfim, recebe mais gente à mesma, como se observa por exemplo no caso do Reino Unido, que estará brevemente a braços com um excesso populacional e mesmo assim continua a importar imigrantes aos milhares.
A intenção é, obviamente, atafulhar a Europa de alógenos o mais depressa possível, por atacado, antes que os Povos Europeus despertem integralmente e dêem ainda mais votos aos Nacionalistas, votação esta que, a verificar-se, daria eventualmente cabo aos planos da elite apátrida e anti-racista.
De caminho, nenhum argumento pró-imigracionista é demasiado vergonhoso para ser utilizado - um dos mais recentes, e mais em voga, é que só os fracos e incapazes é que têm medo da imigração, porque temem a concorrência do estrangeiro e tal. Como se verifica nesta notícia, os menos qualificados têm realmente algo a temer com a imigração - isto é o verdadeiro darwinismo social, que deixa os «fracos» ou mal adaptados morrer e só preserva os fortes. O mesmo darwinismo social que a Esquerda da boa conscienciazinha gosta de condenar, batendo no peito em nome dos direitos humanos e da igualdade e tal. Mas é geralmente a mesmíssima Esquerda que acha bem que os imigrantes tirem o emprego aos indígenas europeus «mais fracos», e mais, é esta mesmíssima Esquerda que insulta como cobardes e invejosos os europeus que queiram defender-se desta concorrência imigrante, que queiram pois escapar ao darwinismo social criado pela imigração em larga escala.
Repare-se que neste caso já o darwinismo social não incomoda a Esquerda dominante. Nesta altura borrifam-se para o bem-estar dos indígenas mais social e educacionalmente desfavorecidos - porque, acima da igualdade sócio-económica, acima do bem-estar da classe operária, está um mandamento antigo, um veneno inoculado nas veias da Europa desde há quase dois mil anos por obra do Cristianismo, religião pária por excelência, o veneno que está na raiz do cerne da doutrina, do sentir, da própria ontologia esquerdista: o que manda amar o Outro, o alienígena, acima do Nós, o que leva até ao desprezo militante, declarado ou não, contra o Nós, desprezo este que, em termos imediatos, se reflecte por exemplo no à vontade com que a gentalha da elitezinha insulta e ridiculariza o «povinho», os taxistas, desde que brancos e indígenas, ao passo que todo e qualquer insulto dirigido contra qualquer negro é tido por essa elite como pecado mortal, ou, no mínimo, sinal de «má formação» moral.
E é, de facto, «má formação» moral - má formação à luz da moral anti-racista vigente, uma moral que é a perfeita e abissal antítese de tudo o que é belo e nobre. É contra esta espécie de aberração sem precedentes que o Nacionalismo luta, e, à medida que o tempo passa e os acontecimentos se sucedem em vertiginosa catadupa, as posições clarificam-se e cada vez se observa mais claramente que o homem do Povo, o homem comum, concorda, na sua natureza não deformada por códigos morais invertidos, concorda, dizia, com o essencial da mentalidade nacionalista.
Aniquilar o fraco, política, militar ou economicamente, é por esta elite considerado como crime nefando, cruel, típico de fascistas, gente sem bondade - mas só é crime quando o fraco é o negro, o árabe, em suma, o Outro. Porque a partir do momento em que quem sofre com o esmagamento sócio-económico é o branco menos bem preparado, aí já a mesma elite dá vivas às leis da Natureza que eliminam os mais fracos, e, como se não bastasse, até demoniza, ou pelo menos ridiculariza, quem tentar defender estes mais desfavorecidos.
É por isso que esta mesma elite não poderá gozar de qualquer perdão se/quando um dia for a tribunal popular para ser julgada pelos seus crimes de traição contra os Europeus.
posted by Caturo at segunda-feira, novembro 23, 2009
7 Comments:
É o neoliberalismo acompanhado por um socialismo traidor que está a arruinar a Europa.
Quando a 16 de Outubro de 1978 Karol Józef Wojtyła (1920-2005) foi eleito Sumo Pontífice da Igreja Católica, o primeiro Papa não italiano em 450 anos, em Portugal quase se desconhecia a polónia. Quatro anos depois, João Paulo II visitou Portugal. A imagem do “papa de um mundo estranho” deu lugar a quase um “nosso papa”. Com apenas 10 anos de idade, não posso esquecer a imagem, de beleza excepcional, da passagem da viatura aberta que transportava João Paulo II, o primeiro papa polaco, pela artéria lisboeta com o nome do único papa português, João XXI.
Entre Portugal e a Polónia, havia o mediador cultural, simbólico e mental, que era a imagem papal; havia muito mais em comum do que seria de esperar; pela via do desenvolvimento do culto mariano, na ligação umbilical de Wojtyla a Jasna Gora e na ligação posterior a Fátima, muito mais essa visão se viria a desenvolver.
Num pais recentemente saído de uma ditadura que tinha um dos seus pilares no catolicismo (Deus, Pátria, Família), Fátima ocupava um mítico lugar no ideário nacional a par do Futebol e do Fado, criando uma trilogia de 3 “F”.
O caso polaco era em tudo diferente: o regime político era autoritário, mas não fomentava a participação religiosa. Contudo, em ambos os casos o catolicismo e o culto mariano ocupavam um lugar de destaque nas identidades nacionais.
Mas mais longe ia essa proximidade entre os factores de religiosidade mariana entre Portugal e a Polónia. Com base exactamente nos antagonismos, a aproximação dava-se quase de forma natural. Jasna Gora, o santuário secular, congregara os polacos durante as dezenas de anos em que o pais esteve na esfera soviética; Fátima nascera (ou desenvolvera) com uma mensagem inequivocamente ligada a uma futura conversão da União Soviética.
Na sua primeira visita à Polónia, depois de eleito papa, João Paulo II realizou mais missas, reuniões e outros encontros religiosos em Jasna Gora que noutro qualquer local. A sua proximidade a Maria era já patente no seu estandarte. O lema TOTVS TVVS, é uma clara e directa expressão da imensa confiança de João Paulo II em Maria: “Sou todo teu, Maria”, afirmava a frase, colocando-se sob a proteção da Virgem.
Chegamos ao cinema cedo. Tivemos tempo para aquele docinho que após o almoço ninguém rejeita. Água para rebater e refrescar a consciência e aliviar seu peso. Bom lugar no centro da sala.
Enquanto aguardávamos, cometendo nosso delitozinho açucarado, comentamos um penteado em cabelo crespo de uma mulher que entrara e fora sentar mais à frente.
Era um penteado simples, porém realçava o rosto feminino. Umas tranças presas à frente e o restante do cabelo bem lua cheia, o que se chamou na década de 70 de “black-power”, que de power teve pouca duração, pois logo retornou a febre dos alisantes e surgiu essa mania de raspar que, no Brasil, teve início com alguns jogadores de futebol complexados e se alastrou.
O penteado da moça era mesmo uma obra de arte que fez minha parceira – uma das muitas (ainda poucas) que ousa não alisar nem fritar seu cabelo –, ficar com uma ponta de inveja, mas inveja saudável, de quem admira de forma exagerada.
Depois, vi uma outra jovem também com o seu cabelo crespo natural e exuberante entrar altiva e sentar-se. Ambas belas e sozinhas!
Bem, o “Linha de Passe” – dirigido por Walter Salles e Daniela Thomas, elogiado no Festival de Cannes –, começou, após as inúmeras projeções publicitárias que deveriam garantir cinema de graça para todo mundo.
Não faltou a do etanol, mostrando, sem sutileza, um macaco flanelinha. Dentro do carro, só brancos. Por falar em publicidade, lembro que, na Revista Veja, de 10/9/2008, p.36, uma propaganda do filme citava, dentre outras, a seguinte frase, atribuída Todd McCarthy, do periódico Variety: “Magistralmente realizado em cada detalhe.” Cito a frase, pois é aparentemente de detalhe que vou discorrer e, em parte, discordar do “magistralmente”.
No filme, um personagem negro da família, núcleo da história, chama atenção. É a única criança (Reginaldo) do grupo familiar e o desempenho do ator mirim (Kaíque) é espetacular. Filho de mãe branca (Cleuza) – com atuação já premiada de Sandra Corveloni, em Cannes – com pai negro ausente, o personagem vive com outros três irmãos, esses filhos de brancos ou mestiços, pais também só presentes em foto, ao que se presume.
Racismo nas expressões – neguinho pra lá, neguinho pra cá – não falta nas bocas dos irmãos e mãe, todos já adultos, e, portanto, quatro contra um (mais frágil por ser criança) nesse quesito da discriminação doméstica. Nenhuma resposta. Passados alguns minutos do filme, o próprio Reginaldo diz, referindo-se ao pai que vive buscando: “Se eu sou assim dessa cor, ele deve ser um carvão”. Silêncio da mãe. Risos na platéia.
O mesmo personagem menino, depois de a mãe ralhar com ele, dizendo: “Credo, Reginaldo! Vai dar um jeito nesse cabelo. Tá parecendo um mendigo!”, responde na mais singela baixa auto-estima: “Cabelo de preto tem jeito?” E a mãe retruca: “Tem jeito sim senhor!” O garoto resmunga, faz referência à gravidez da mãe e esta depois de dar uns tapas no filho, grita: “Seu desgraçado. Negrinho desaforado...” A estratégia discriminatória é a comum: induzir a que se conclua que quem faz o preconceito contra o negro é o próprio negro.
Afinal é o menino que afirma perguntando. A mãe diz que tem jeito. E qual seria o jeito? Certamente alisar ou raspar. Quanto a usar “negrinho” como ofensa (já que está associado a “desaforado”), nenhum contraponto. É como se o filme, pela naturalização do racismo, entoasse o título de um livro defensivo: “Não somos racistas”.
Comentei a discriminação com minha parceira. Pensei nas moças que eu havia admirado, não só pela ousadia (veja a que ponto chegamos!) de usarem seus cabelos naturais, mas pela beleza dos penteados. Lamentei de elas estarem sozinhas, imaginando seus sentimentos ante os citados detalhes.
Faz tempo que Lamartine Babo e os Irmãos Valença compuseram a música “O teu cabelo não nega” (1931), uma ode ao racismo cordial tipo exportação. Walter Salles e Daniela Thomas atualizam-na com a mesma destreza dos intelectuais brasileiros adeptos do politicamente incorreto. Ofender os descendentes de escravizados deve dar a eles um gostinho sádico irresistível, reacendendo a herança de inconfessáveis rancores escravistas.
A fala relativa a cabelo lembra outra do mesmo diretor. No filme “Central do Brasil”, a personagem representada por Fernanda Montenegro, ao comentar uma carta-cantada que redigiu para um analfabeto, endereçada a uma mulher, revela que o mesmo não tem cabelo liso como pediu para escrever. Faz tal revelação a alguém expressando um gesto com os dedos tensos para dentro das mãos e realiza uma careta. Ou seja, o cabelo crespo fica relacionado a aspectos grotescos.
Quanto à cor da pele, outro diretor – Fernando Meirelles – no filme “Cidade de Deus” não deixou por menos. O bandido mais cruel, que o livro de Paulo Lins nem descreve como negro, no filme tem a pele bem escura e o bandido “bonzinho” é mulato claro. Também aí, na mesma película, a personagem estuprada, que no livro é loira, aparece no filme como negra. Coincidência? Não. Doença.
Lembremos ainda outra película, “Era uma vez...”, filme do diretor Breno Silveira, baseado na peça Romeu e Julieta, de Shakespeare. Favelado e patricinha formam o par romântico. O favelado (Déa) é mestiço. E o irmão de criação (Carlão), negro, grita em dois momentos que ele tem a bunda branca. Ou seja, é um mestiço quase branco. O rico arruinado, pai da patricinha, em nenhum momento refere-se à cor do rapaz, mas à sua condição econômica. De novo o “Não somos racistas” da classe média.
Carlão, por sua vez, é xingado de macaco, várias vezes, pelo marginal Café Frio, também mestiço. Inclusive, parceiros negros do mesmo bandido riem da referida ofensa racial. Apóiam-na, portanto. Mais uma vez a conivência do próprio negro com a sua discriminação.
Bem, eu e outros tantos negros que assistimos a filmes nacionais estamos carecas de saber (e não necessariamente raspados) que diretores brancos desopilam seu fígado nos traços que nos diferenciam deles. A pergunta é: e o fazem por quê? Denúncia? Tais manifestações estão por demais denunciadas. Carecem, sim, de resposta.
Quando a discriminação não tem resposta é mera reprodução, cristalização do preconceito. Tais manifestações de racismo, no contexto em que se realizam não conseguem esconder o cancro coletivo sobre o qual todos fazem silêncio: o complexo de superioridade racial. Isso mesmo: cancro, pois evoluiu e vai destruindo a mente humana, tendo em vista que redunda em agressividade e perda de controle sobre ela, fato que já vitimou milhões de pessoas. É só lembrar da Segunda Guerra Mundial e do apartheid.
O riso é usado como punição. Nos casos citados, pode-se entender que rir do cabelo natural e da cor do afro-descendente é uma forma de punir aqueles que chegaram à condição de ter recursos para assistir a filmes em um país onde menos de 20% da população consegue. Mas, é um pouco mais que isso.
Trata-se de afirmação da branquitude. Quando um diretor faz o público branco racista rir daquilo que é natural no negro, ele está reforçando o seu cancro psíquico e o de muita gente. Está grunhindo que o cabelo liso é melhor que o cabelo crespo, e que, portanto, o branco é superior ao negro. A naturalização do racismo é, assim, a forma de retroalimentar o tumor, de mantê-lo vivo e voraz.
São apenas detalhes de filmes, que se juntam a outros de outros filmes, a cenas de novela, a narrativas literárias, a matérias jornalísticas e, assim, vai sendo tecida a rede da crueldade que faz muitos negros e mestiços-negros empenharem-se na aproximação do padrão de beleza branco, com o afastamento das suas características naturais, alimentando um indústria de cosméticos de donos, em sua maioria, brancos. São lançados em um processo de autonegação constante. A baixa auto-estima é apenas uma faceta de tantas outras, como não se sentir inteiramente apto a concorrer nessa arena do dia-a-dia.
Esses “detalhes” e, sobretudo, o que está por trás deles justificam que se promova um cinema negro-brasileiro como o vêm realizando diretores como Joelzito Araújo, Antônio Pitanga, Zózimo Bulbul, Celso Prudente, Jeferson De, Noel Carvalho, Ari Cândido, Daniel Santiago, Rogério de Moura dentre outros, pois, a todo momento, onde menos se espera, a ponta da “patologia social do branco brasileiro”, como diria o sociólogo Guerreiro Ramos, aparece. E os racistas riem para punir os negros que, saudavelmente, não “conhecem seu lugar” e que por isso mesmo não cometem haraquiri estético, por mais indolor que ele aparente ser.
Al-Qaeda dirige insultos raciais a Obama
O segundo homem na hierarquia da organização terrorista, o egípcio Ayman al-Zawahiri, também acusou o presidente eleito dos EUA de cultivar laços com organizações judaicas a fim de alcançar suas ambições políticas.
O aparente objetivo do vídeo divulgado nesta quarta-feira é convencer os próprios seguidores da Al-Qaeda de que a eleição de um presidente negro cujo nome do meio é Hussein não representa uma ruptura com o governo Bush.
Ayman al-Zawahiri recorreu a insultos raciais, descrevendo Barack Obama como um “escravo doméstico”. No vídeo, que dura mais de 11 minutos, o líder da Al-Qaeda disse ainda que Obama representa o oposto de negros norte-americanos honrados, como Malcolm X.
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