sexta-feira, agosto 03, 2012

NO PAÍS IRMÃO - INDÍGENAS AGREDIDOS POR MUÇULMANOS COMO PUNIÇÃO POR PASSEAREM CÃES...

E se pusessem os muçulmanos a passear, como seria?

Como cada mañana, un joven español de 27 años paseaba a sus perros tranquilamente por la plaza Font Freda, del barrio de San Lorenzo, en Tarrasa. Como en otras ocasiones, al joven le acompañaba su madre, de 50 años de edad. La noche anterior, su prima estuvo paseando a su mascota en la misma plaza. Un grupo de mujeres magrebíes le recriminó que paseara con un “animal impuro” cerca de ellas. Discutieron y las musulmanas agredieron a la joven española, quien tuvo que ser atendida en un centro hospitalario. Posteriormente formuló una denuncia contra sus agresoras.
Según parece, a raíz de este altercado, los norteafricanos estuvieron al acecho de la familia. Así, el pasado domingo, cuando aparecieron por la plaza el joven y su madre, alrededor de medio centenar de magrebíes ya estaban esperándoles. Sin que mediara discusión alguna, los islámicos agredieron al chico.
Un primer coche patrulla de la Policia, con dos agentes a bordo, apareció en el lugar de los hechos. Ante el elevado número de magrebíes, los agentes pidieron refuerzos. Hasta el lugar se desplazaron otros seis coches patrullas de la Policía. Lejos de amilanarse, los magrebíes se encararon con los policías e incluso les agredieron.
El resultado de la trifulca fueron dos agentes policiales heridos y cuatro detenidos. La familia española agredida ha contactado con AD para expresar su temor ante las represalias de los moros. Incluso en el momento de los incidentes, amenazó a los españoles con rebanarles el cuello con un cuchillo, ante la pasividad de los agentes.
Vecinos de la zona han mostrado su indignación ante estos gravísimos sucesos y también su solidaridad con la familia española. Para ello han hecho un llamamiento para que todos los vecinos de Tarrasa que posean perros se´concentren el próximo sábado en el mismo parque, acompañados de sus entrañables amigos, cuya lealtad nunca será comparable a la de esos fanáticos, cuyo odio hacia nuestra civilización crece cada día.

A família em questão merece também a solidariedade de todos os outros Europeus que se prezem. Um estado de coisas em que autóctones europeus são impunemente ameaçados e até espancados só por exercerem um direito básico que a sua própria civilização lhes concede é nada menos que revoltante e exige que os culpados, um dia, sejam duramente castigados, e com juros. E os culpados não são apenas os alógenos referidos, que têm o atrevimento de em terra alheia querer impôr as suas regras à custa de violência - são também os que têm por dever castigar exemplarmente estes alógenos e expulsá-los definitivamente e todavia não fazem nem uma coisa nem outra.