PARTIDO NACIONALISTA BASCO NOTORIAMENTE DISTANCIADO DO CRISTIANISMO

Fonte: http://www.alertadigital.com/2012/12/09/ni-biblia-ni-cruz-urkullu-borrara-en-su-toma-de-posesion-los-ultimos-vestigios-cristianos-del-pnv/

La próxima toma de posesión de Íñigo Urkullu como lendakari seguirá más los pasos de Patxi López que la de José Antonio Aguirre, quien al jurar el nunca legal estatuto de 1936 lo hizo sobre una Biblia y ante un crucifijo.

Su sucesor en el cargo lo hará sin embargo sobre un ejemplar de la norma autonómica y sin que la cruz presida el acto de Guernica. Según informan este sábado los diarios vascos, aún no está claro si recurrirá al “Ante Dios humillado” de Aguirre, Carlos Garaicoechea, José Antonio Ardanza o Juan José Ibarretxe, al “De pie” deliberadamente contrapuesto empledo por el laicista López, o a una fórmula mixta.

De esta forma el PNV elimina de sus actitudes públicas los últimos vestigios de cristianismo que podían quedar en un partido que en 2005 apoyó el matrimonio homosexual impuesto por José Luis Rodríguez Zapatero, en 2009 canjeó su renuncia a enmendar a la totalidad la ley del aborto de Bibiana Aido a cambio de ventajas en los Presupuestos Generales del Estado y en 2012 se mostró partidario de que la sentencia del Tribunal Constitucional fuese favorable al matrimonio gay.

El fundador del PNV y creador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, consideraba sin embargo el catolicismo como una razón para la independencia porque el pueblo español “siempre ha permanecido irreligioso e inmoral: Bizcaya dependiente de España no puede dirigirse a Dios, no puede ser católica en la práctica” (Baseritarra, nº 11), elucubró.

 

Claro que isto são elucobrações de quem tentou, no seu tempo, conciliar o Catolicismo com o Nacionalismo, com compreensível boa vontade para inevitável incoerência. A verdade é que nada há de mais oposto, em termos doutrinais, do que o Universalismo e a salvaguarda do Nós acima de tudo, seja em termos nacionalistas/étnicos ou raciais. E bem fazem os nacionalistas bascos em distanciar-se de algo com o qual nada têm, na essência, a ver, mesmo que o façam numa perspectiva mais de laicismo do que de anti-cristianismo propriamente dito - de uma maneira ou doutra, o que tem de acontecer acontece.