NO PAÍS AO LADO - CARTEIRISTAS MUÇULMANAS ANDAVAM IMPUNES NO METRO DE MADRID
El titular del Juzgado de Instrucción número 48 de Madrid ha dictado una novedosa medida cautelar: ha prohibido a las integrantes de un conocido clan de carteristas, apodadas Las Bosnias porque todas son de esta nacionalidad, acceder o acercarse a las estaciones de metro. Esta medida, que ya ha sido adoptada por magistrados de Barcelona, se toma ahora por primera vez en la capital después de que el grupo fuera desarticulado.
Se las considera las carteristas más activas y veteranas de la capital, ya que llevan más de 10 años dedicadas a cometer hurtos en las estaciones más frecuentadas por turistas. Entre las cinco componentes de la banda suman más de 330 detenciones, en su mayoría por hurtos. Solo una acumula más de 80 y otra ya fue cazada en 1998 en Barcelona.
La forma de actuar de este grupo era siempre la misma. Se desplazaban desde su lugar de residencia, en Leganés, hasta las paradas de metro más frecuentadas, donde intentaban no ser detectadas por la policía. Para ello, simulaban ser turistas e iban bien vestidas. Pero no solo les gustaba el metro. También acudían a grandes eventos como partidos de fútbol, conciertos y manifestaciones, donde empleaban diversos métodos para cometer los hurtos.
Los papeles entre las cinco estaban bien definidos y repartidos. La líder y más veterana del grupo, Raifa I., de 30 años, se encarga de distribuir las zonas de los robos y de marcar a las víctimas. Justo debajo está Zahida I., de 36, que sustraía o picaba las carteras. Las otras tres mujeres se dedicaban a distraer a la víctima o de tapar a su compañera para que nadie las viera.
Uno de sus métodos favoritos de robo es el denominado del tapón (el que se ve en el vídeo). Aprovechaban la subida o bajada de viajeros para hacer una pequeña aglomeración y proceder al robo. Otras veces, esperaban a que algún viajero subiera las escaleras y, al ir cargado con el equipaje, descuidara sus pertenencias. Utilizaba para robarle la muleta (un periódico o una chaqueta). Una vez que tenían la cartera, una de ellas abandonaba el lugar. Ya fuera del peligro y en un lugar tranquilo, cogía el dinero y arrojaba la cartera a una papelera o por el hueco del ascensor. Después repartía el dinero entre sus compinches.
La policía explica por qué estaban en la calle a pesar de tantas detenciones: comenten robos menores y sin violencia. "La falta de hurto tiene 'pena cero', no se las puede ni detener. Para que sea delito de hurto, se las pueda arrestar y llevarlas ante el juez, tienen que haber sustraído más de 400 euros", señala una portavoz. Habitualmente, este tipo de carteristas va documentado, así que cuando se les sorprende con las manos en la masa, se les identifica y se les cita para un juicio de faltas, al que si quieren acuden y si no, no. En el juicio se les impone una multa que no suelen pagar porque se declaran insolventes.
Esta vez se las ha logrado detener porque, debido al gran reguero de faltas que habían dejado, se montó un amplio dispositivo de vigilancia el pasado mes de diciembre, en el que se determinó que actuaban, según la policía, como un grupo criminal organizado y jerarquizado. La pena por este delito es de tres a seis años al organizador y de dos a cinco para los integrantes.
El arresto de Las Bosnias por parte de agentes de la Brigada Móvil de Madrid (dedicada a la vigilancia de trenes, metro y autobuses) se produjo la semana pasada en el metro de Plaza Elíptica, tras varias horas de espera. Se las condujo ante el juez y este ha dictado, a la espera de que se celebre el juicio, las medidas cautelares. La policía explica que, a partir de ahora, si las encuentran en el metro o sus inmediaciones sí que puede arrestarlas por quebrantar de la orden de alejamiento. Antes, a pesar de saber a lo que se dedican, solo se las podía "espantar".
En 2006, este diario ya contó cómo actuaban Las Bosnias en un reportaje sobre la Estación Sur de Autobuses, donde se producían un centenar de robos al mes, el 30% de ellos superiores a los 400 euros. Las Bosnias, decía esta pieza, "llegan en grupo, empiezan a montar escándalo, a gritar, y acaban envolviendo a alguien que no puede zafarse. Cuando se quiere dar cuenta, le han limpiado la cartera".
Dos años más tarde, volvía a aparecer esta misma banda en un manual de seguridad de la empresa Prosegur llamado Operativa anticarteristas, en el que se detallaban las técnicas y los tramos del metro con más robos y se dividían a los descuideros por nacionalidades. El documento explicaba que "Las Bosnias se refugian en el metro para cometer sus fechorías", no se muestran violentas, aunque sí es cierto que en ocasiones han sufrido las iras de los rumanos", de los que se vengan con un método particular: si los ven en el vagón "roban una cartera, la tiran a los pies de los rumanos y avisan a la víctima".
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