segunda-feira, novembro 26, 2012

ESPANHA CONCEDE NACIONALIDADE A DESCENDENTES DE JUDEUS EXPULSOS DO PAÍS NO SÉCULO XV

Todos los sefardíes, descendientes de los judíos que fueron expulsados de España en 1492, podrán adquirir la nacionalidad española de forma automática, vivan donde vivan y siempre que acrediten su condición, ya sea por apellidos, idioma, descendencia o vinculación con la cultura y costumbres españolas. Los trámites para poder conseguir la nacionalidad por carta de naturaleza se regularán en una nueva instrucción, que hoy han presentado en la Casa Sefarad-Israel los ministros de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y de Exteriores, José Manuel García-Margallo.
El nuevo procedimiento legal, según Gallardón, implica un avance sustancial respecto a la reforma del Código Civil de 1982, que ya permitía otorgar la nacionalidad por carta de naturaleza a los sefardíes tras dos años de residencia en España. Ahora se suprimirá este requisito y bastará acreditar la condición de sefardí con un certificado de la Federación de Comunidades Judías, tras lo que los solicitantes, sus cónyuges e hijos menores gozarán de todos los derechos de protección y asistencia consular en España, ha dicho el ministro de Justicia. Posteriormente, podrán inscribirse en el registro previa jura o promesa de fidelidad a la Constitución y al Rey de España.
Según los datos aportados por Gallardón, hace unos años se cifraban en 250.000 las personas que hablan el judeoespañol, aunque hoy es difícil calcular las "numerosísimas" peticiones de nacionalidad que llegan al Ministerio de Justicia.
El ministro de Exteriores y Cooperación, por su parte, ha destacado que con esta medida se pretende agilizar el proceso de concesión de la nacionalidad y ha recordado los vínculos históricos del pueblo judío y musulmán con España. "Nuestras relaciones no se han interrumpido nunca, no se han olvidado nunca, han sido tanto más intensas cuanto más tolerante, dialogante y democrática ha sido España", ha declarado.
Otro de los objetivos de la instrucción es, según Margallo, "recobrar la memoria de la España silenciada durante hace mucho tiempo" y culminar el camino "hacia la tierra y libertad" de los españoles que "añoran Sefarad" y viven en la diáspora.
Para Gallardón, esta instrucción es la del "reencuentro" y va dirigida a todos "los que han sido injustamente privados de su nacionalidad y han recreado a través del afecto una España que nunca se resignaron a perder y que a partir de ahora es tan suya como nuestra, en lo que al derecho se refiere".
En el acto ha participado también el presidente de la Federación de las Comunidades Judías, Isaac Querub, que ha tenido un recuerdo para aquellos judíos que fueron expulsados de España en el siglo XV y sus descendientes, que hoy, tras 520 años de "nostalgia" y "añoranza" de la tierra de sus padres, accederán a la nacionalidad española "se encuentren en el lugar que se encuentren".
Querub ha destacado la "voluntad inequívoca" del Gobierno y ha trasladado su agradecimiento a los ministros de Justicia y Exteriores por este compromiso que "culminará en la forma legislativa que corresponda" y que permitirá a los sefardíes sentirse "plenamente españoles" en derechos y deberes.
Al igual que el 31 de marzo de 1492, fecha de la firma del edicto de expulsión de los judíos de Castilla y Aragón, fue, según Querub, un día de tinieblas y oscuridad, la disposición legal "de retorno" anunciada hoy hará que esta jornada "pase a la historia como un día de cielo azul claro e intensa luminosidad para España".

Tendo em conta a natureza anti-racista e mundialista da elite reinante, a medida só surpreende por ser tardia. Constitui mais uma punhalada no conceito étnico de Nação, e mais uma porta escancarada para a iminvasão - e que a coisa suceda precisamente quando o País, e o resto da Europa em geral, se debate com uma medonha crise de desemprego, que cada vez põe mais em causa a própria estabilidade social e a segurança nas ruas, só ajuda a mostrar de que é feita a elite: o seu credo globalista não conhece limites de espécie alguma, nem ao menos se compadece com o crescente e sério mal-estar das populações europeias.