JUDEUS BONZINHOS NA TELEVISÃO IRANIANA...
Vale a pena dar uma vista de olhos à seguinte subtileza do Irão «moderno»:
Todos los lunes a las 10 de la noche, millones de iraníes sintonizan el estatal Canal Uno para ver la serie más cara jamás transmitida en la república islámica. Los elaborados vestuarios de los años 40 y las locaciones europeas distinguen al programa de los tradicionales shows de la TV iraní, que exhiben a mujeres con velos y hombres en trajes grises.
Lo más sorpresivo de esta popular serie es que cuenta la desgarradora experiencia de los judíos europeos en la Segunda Guerra Mundial. El show de una hora llamado Giro de cero grados se centra en una historia de amor entre un hombre musulmán de origen iraní-palestino y una judía francesa. A lo largo de 22 capítulos, el héroe salva a su amor de los campos de concentración nazis y diplomáticos iraníes en Francia falsifican pasaportes que le permiten regresar a su patria con su familia.
A simple vista, el mensaje de la elaborada producción, financiada por el gobierno, parece un total contraste con el discurso del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien ha dicho varias veces que el Holocausto es un mito.
De hecho, la inversión del gobierno en el show subraya la manera sutil y a veces sofisticada en que el Estado iraní usa su control de la televisión para enviar mensajes políticos. El objetivo del programa, según muchos dentro y fuera del país, es marcar una clara distinción entre la postura del gobierno frente al judaísmo, el cual es aceptado ampliamente por la sociedad iraní, y su política respecto a Israel, la cual denuncia cada vez que puede.
“Los iraníes siempre han diferenciado entre los judíos y la minoría de sionistas”, dice Hassan Fatthi, el guionista y director de la serie. “La muerte de judíos inocentes durante la Segunda Guerra Mundial es tan despreciable, triste y espantosa como la muerte de mujeres y niños palestinos a manos de soldados sionistas racistas”.
La Asociación de Judíos Iraníes, un cuerpo independiente que resguarda la cultura y herencia de dicha comunidad, ha criticado los comentarios de Ahmadinejad sobre el Holocausto, pero ha alabado la serie de Fatthi.
“Es cautivador. No importa dónde esté o qué esté haciendo, encuentro un televisor y veo el show”, dice Morris Motamed, el único judío en el Parlamento de Irán.
El país alberga a unos 25.000 judíos, la población más grande en el Medio Oriente fuera de Israel. Los judíos tienen garantizados derechos igualitarios en la Constitución local y un asiento en el Parlamento.
Además, pueden estudiar hebreo en las escuelas, rezar en las sinagogas y comprar comida kosher en los supermercados.
A pesar de los comentarios de Ahmadinejad, no es política del gobierno cuestionar el Holocausto y el líder supremo del país, Ayatollah Ali Khamenei, no ha apoyado sus puntos de vista. La serie es vista como un intento del gobierno para borrar su imagen antisemita, tanto en casa entre los judíos y no judíos, como afuera.
El mensaje parece estar calando en el público. Sara Khatibi, una madre de 35 años, dice que ella y su esposo no se pierden ni un episodio.
“Todo lo que hemos escuchado sobre los judíos han sido las críticas del gobierno contra Israel”, dice. “Esta es la primera vez que vemos el otro lado de la historia”.
De todos modos, el programa refleja la línea política de Irán sobre la legitimidad de Israel: el Estado judío fue concebido en tiempos modernos por poderes occidentales y no como parte de un deseo centenario de los judíos por regresar a su tierra ancestral.
En una escena, un rabino declara que es una mala idea que los judíos se restablezcan en tierras árabes.
Irán tiene un historial en la utilización de la TV para formar a su opinión pública. El control estatal sobre la radio y televisión está regulado en la constitución. Ayatollah Khamenei no sólo es la cabeza de las fuerzas armadas y judiciales, sino también de la entidad nacional de radio y televisión.
Todos los lunes a las 10 de la noche, millones de iraníes sintonizan el estatal Canal Uno para ver la serie más cara jamás transmitida en la república islámica. Los elaborados vestuarios de los años 40 y las locaciones europeas distinguen al programa de los tradicionales shows de la TV iraní, que exhiben a mujeres con velos y hombres en trajes grises.
Lo más sorpresivo de esta popular serie es que cuenta la desgarradora experiencia de los judíos europeos en la Segunda Guerra Mundial. El show de una hora llamado Giro de cero grados se centra en una historia de amor entre un hombre musulmán de origen iraní-palestino y una judía francesa. A lo largo de 22 capítulos, el héroe salva a su amor de los campos de concentración nazis y diplomáticos iraníes en Francia falsifican pasaportes que le permiten regresar a su patria con su familia.
A simple vista, el mensaje de la elaborada producción, financiada por el gobierno, parece un total contraste con el discurso del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien ha dicho varias veces que el Holocausto es un mito.
De hecho, la inversión del gobierno en el show subraya la manera sutil y a veces sofisticada en que el Estado iraní usa su control de la televisión para enviar mensajes políticos. El objetivo del programa, según muchos dentro y fuera del país, es marcar una clara distinción entre la postura del gobierno frente al judaísmo, el cual es aceptado ampliamente por la sociedad iraní, y su política respecto a Israel, la cual denuncia cada vez que puede.
“Los iraníes siempre han diferenciado entre los judíos y la minoría de sionistas”, dice Hassan Fatthi, el guionista y director de la serie. “La muerte de judíos inocentes durante la Segunda Guerra Mundial es tan despreciable, triste y espantosa como la muerte de mujeres y niños palestinos a manos de soldados sionistas racistas”.
La Asociación de Judíos Iraníes, un cuerpo independiente que resguarda la cultura y herencia de dicha comunidad, ha criticado los comentarios de Ahmadinejad sobre el Holocausto, pero ha alabado la serie de Fatthi.
“Es cautivador. No importa dónde esté o qué esté haciendo, encuentro un televisor y veo el show”, dice Morris Motamed, el único judío en el Parlamento de Irán.
El país alberga a unos 25.000 judíos, la población más grande en el Medio Oriente fuera de Israel. Los judíos tienen garantizados derechos igualitarios en la Constitución local y un asiento en el Parlamento.
Además, pueden estudiar hebreo en las escuelas, rezar en las sinagogas y comprar comida kosher en los supermercados.
A pesar de los comentarios de Ahmadinejad, no es política del gobierno cuestionar el Holocausto y el líder supremo del país, Ayatollah Ali Khamenei, no ha apoyado sus puntos de vista. La serie es vista como un intento del gobierno para borrar su imagen antisemita, tanto en casa entre los judíos y no judíos, como afuera.
El mensaje parece estar calando en el público. Sara Khatibi, una madre de 35 años, dice que ella y su esposo no se pierden ni un episodio.
“Todo lo que hemos escuchado sobre los judíos han sido las críticas del gobierno contra Israel”, dice. “Esta es la primera vez que vemos el otro lado de la historia”.
De todos modos, el programa refleja la línea política de Irán sobre la legitimidad de Israel: el Estado judío fue concebido en tiempos modernos por poderes occidentales y no como parte de un deseo centenario de los judíos por regresar a su tierra ancestral.
En una escena, un rabino declara que es una mala idea que los judíos se restablezcan en tierras árabes.
Irán tiene un historial en la utilización de la TV para formar a su opinión pública. El control estatal sobre la radio y televisión está regulado en la constitución. Ayatollah Khamenei no sólo es la cabeza de las fuerzas armadas y judiciales, sino también de la entidad nacional de radio y televisión.
0 Comments:
Enviar um comentário
<< Home