SOBRE O REAL ALCANCE DO ROUBO DE COBRE - NO PAÍS IRMÃO
Se ha puesto de moda entre los inmigrantes el robo de cobre, un delito muy rentable que no entraña graves riesgos… si exceptuamos no conocer que cables pueden cortarse y cuales no. Así quedaron dos de estos angelitos cuando trataban de robar unos cables de cobre.
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Lo que hasta hace unos cinco años era un tipo delictivo que apenas se alzaba a los titulares de alguna noticia se ha convertido, en muy buena parte gracias a la demanda de China en el marco de su apabullante proceso de industrialización, en un quebradero de cabeza tanto para el Cuerpo Nacional de Policía, como para la Guardia Civil.
En efecto, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son conscientes de que este tipo de ladrones están cada vez mejor estructurados e, incluso, llegan a conformar mafias internacionales que provocan la siguiente paradoja: la empresa, normalmente de servicios, que sufre estos robos al final debe desembolsar una cantidad millonaria por comprar un material que proviene, precisamente, del reciclaje de lo sustraído. Por consiguiente, es un negocio redondo, en todos los sentidos: tanto para los delincuentes, que obtienen pingües beneficios, como en el círculo vicioso de instalación-robo-venta-reciclaje-instalación en que puede resumirse este fenómeno.
Los expertos coinciden en que el «modus operandi» tiene una doble vertiente: las minúsculas bandas que hacen pequeñas aprehensiones y las mafias organizadas y de carácter internacional. Unos y otros no sólo se diferencian en la cantidad de cobre que roban, sino en sus receptadores, pata fundamental del negocio.
Los primeros suelen ser grupos pequeños de gitanos rumanos o españoles, estos últimos vinculados a otros menesteres poco recomendables, como el trapicheo de drogas. Su labor es bien fácil: localizan una subestación, centro de transformación, urbanizaciones, arquetas, que suelen estar en la M-40, la M-45, la M-50, la M-31… Sus zonas preferidas, algunas no muy alejadas de los poblados del cable por excelencia, la Cañada Real y El Gallinero, ambos en el eje de la autovía de Valencia (A-3). Este pasado verano circular por la zona este y norte de la M-40 de noche era una acción de riesgo, pues estaba a oscuras.
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El London Metal Exchange (LME) es el organismo que regula el precio del cobre, que es muy fluctuante, aunque podemos situarlo en una media de 5.800 euros la tonelada, sin contar el plástico, que hace ascender el precio a un máximo de 9.000. El dato del LME es de referencia, pues el cobre puro casi no existe en el cableado, pero da una idea cercana de los beneficios que obtiene cada uno de los participantes en esta rueda delictiva.
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1 Comments:
"Clicar aqui
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Se são dois invasores as imagens nem soam tão desagradáveis assim.
:^D
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