terça-feira, fevereiro 26, 2008

HÁ ALGO DE PODRE NO REINO DA DINAMARCA?


Primeiro, a porca e estranha notícia de que um dos caricaturistas, Westergaard, um idoso ameaçado de morte pelos muslos, tinha deixado de ter protecção policial.

Agora, uma estranha e inquietante cedência por parte do governo dum país que em tempos lançou vitoriosas expedições viquingues...

Mau sinal.

Como todos sabrán Dinamarca ha vivido una serie de jornadas de “actos vandálicos”, a raíz de la detención de varios islamistas que querían asesinar al caricaturista Westergaard, autor de las famosas viñetas de Mahoma. Se han producido más de 25 incendios —entre escuelas, vehículos y contenedores de basura— y 70 detenidos, todos jóvenes inmigrantes, según informaron las autoridades. En los últimos días, además, la Policía ha podido evitar el incendio de otros seis centros escolares en Copenhague y un colegio en la localidad de Ringsted.

El gobierno anunció a través de Lene Espersen, Ministra de Justicia, una política de mano dura contra los jóvenes que protagonizaron los incidentes, que puso de manifiesto la falta de integración, al igual que sucedió en Francia, de los hijos de los inmigrantes, principales protagonistas de los actos vandálicos.
Sin embargo, según ha informado la cadena danesa TV2 News, lo cierto es que ante las exigencias de diversos colectivos de inmigrantes para que cesasen los controles policiales en sus barrios, los coches policiales han dejado de patrullar en los barrios de inmigrantes, porque la vista de la fuerzas de seguridad podría provocar nuevos disturbios. También han cesado los controles exhaustivos a los inmigrantes por sospecha de portar de armas ilegales o de tráfico de drogas. Para la seguridad en los barrios solo se dejará a las estaciones del policía local.
Un grave antecedente de claudicación, que levanta seria preocupación en muchos colectivos europeos, que ven cada día más cierto el peligro de que los barrios de inmigrantes se conviertan en verdaderos ghetos fuera del control efectivo de los gobiernos o donde el brazo de la ley no pueda llegar sin apoyarse en una fuerte presencia policial.